sábado, 8 de mayo de 2010

Cultura islámica

Occidente y el Islam siempre han mantenido relaciones tensas. Pero, tras un periodo de relativa calma, la llegada al viejo continente de una masa de inmigrantes musulmanes ha logrado que se vuelvan a plantear ciertos conflictos que se creían superados.

El más sonado es, sin duda, el velo. ¿Es una degradación para la mujer? ¿Debemos aceptarlo de acuerdo a la libertad de culto, de la misma forma que consentimos el uso de los crucifijos? Incluso hay quien opina que la tolerancia está fuera de lugar cuando tratamos con una civilización que se caracteriza, principalmente, por su intolerancia. La confrontación ha llegado incluso a los parlamentos. ¿Debe prohibirse el velo?

Para responder a la pregunta propongo olvidar momentáneamente el carácter religioso del velo. Creo que será útil para poder centrarnos en lo esencial de la cuestión: la libertad y la dignidad del ser humano.

El mayor problema al que nos enfrentamos al opinar sobre este tema es averiguar cuál es exactamente la pregunta. ¿Se propone restringir el uso del velo a todas las mujeres o sólo a las menores de edad?

En el primer caso la respuesta parece incluso obvia. Como ciudadana mayor de edad, cualquier mujer tiene derecho absoluto a vestir el velo. Quizá se trate de una humillación, pero el ser humano tiene, de todas formas, derecho a humillarse a sí mismo, si ha tomado esa decisión libremente. Pues la libertad alcanza incluso más lejos que la propia dignidad.

Cuando tratamos sobre menores de edad responder resulta bastante más complejo. Porque, aunque en los círculos mediáticos se acepte el argumento “la niña quiere llevar velo”, es necesario asumir que la niña no ha desarrollado todavía su capacidad de toma de decisiones, y aún es peligrosamente influenciable. La niña no tiene libertad o, al menos, no la suficiente como para dejar la decisión en sus manos, como propongo hacerlo con las mayores de edad. Por tanto, ahora sí que es necesario averiguar si el velo es una ofensa o no para la mujer.

Algunos partidarios del velo zanjan la cuestión afirmando que se trata de religión y de una tradición. Al parecer, para ellos, el pasado y el más allá son más importantes que las personas. Y es que honrar a los antepasados y vivir una fe que pueda satisfacerte son experiencias muy recomendables, pero que no pueden (en ningún caso) anteponerse a la libertad y a la ética. En consecuencia, desechamos dichos argumentos.

¿A qué se debe el uso del velo? ¿Cuál es la causa última de la tradición? ¿Por qué sólo a las mujeres? ¿Por qué una prenda que tapa los rostros, que los encierra, que sólo se levanta ante la familia y el marido? La respuesta no es demasiado compleja. Son los celos animales del machista que teme que la mujer no se conforme con ser un objeto, que no se resigne a ser una más del harén, de la decoración de la casa. Los dichos dicen que los ojos son el espejo del alma, y el Islam, al ocultarlos, pretende borrar todo indicio de humanidad en la mujer, todo rasgo que pueda equipararla al hombre superior. El velo, al sepultar los rostros, sepulta todo lo que nos impide tratar a la mujer como juguete sexual o máquina procreadora.

¿Y pretendemos que estas aberraciones se inculquen a los niños, aquí donde podemos evitarlo? ¿Llaman tradición, religión o cultura a la anulación sistemática de todo un género? Me gustaría poder borrar estas locuras de las hojas de la Historia. Pero, como no puedo, me limito (cual hipócrita) a pedir que el daño no se cometa al menos en mi presencia. Que se vayan a su país.

1 comentario:

  1. Algo terrorífico:
    1.- Creo que hay contradicción entre la primera y la segunda parte. Si tienen libertad, pueden llevar el velo siempre que lo deseen. Sin embargo, al final se señala que no. No lo entiendo muy bien.
    2.- ¿Alguien puede usar su libertad para dejar de ser libre?
    3.- ¿Y si resulta que este es su país? ¿No pueden ser españoles y musulmanes? ¿NO se habrá colado aquí una idea soterrada de nacionalismo arcaico?

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