sábado, 22 de mayo de 2010

Fuego

Todo merece ser quemado, para poder luego ser reconstruido sobre sus cimientos. Porque todo puede ser mejorado, todo puede alcanzar más alto. Porque sólo el fuego limpia de impurezas, sólo tras su paso puede comenzar la escalada. La eterna duda es hasta qué punto debe ser metafórica la llama, hasta dónde debemos dejarla arder y devorar nuestra realidad.
Y nuestra querida clase de Filosofía de 1º de Bachillerato no debe ser una excepción. Debe ser sometida a la duda de la balanza.
Porque, aunque haya conseguido ser la preferida por gran parte del alumnado, quizá no sea efectiva. Quizá divertir a los adolescentes no sea su labor. Pero, pese a que (desmintamos la falacia) aprender no puede ser divertido, porque estudiar ni lo es ni lo será nunca, la tarea se facilita enormemente cuando al otro lado del pupitre alguien convierte algo tan etéreo y abstracto como la Filosofía en ameno y corriente, una sabiduría para el día a día.
Pero, ¿transmite la asignatura los conocimientos que se le exigen? ¿Qué se debe aprender en clase de Filosofía? Podría (tal vez no sería mala idea) consultar la legislatura educativa vigente, pero no tengo intención de hacerlo. Porque la Filosofía no debe sustentarse sobre las leyes, sino al revés. Primero averigüemos por nuestra cuenta la solución, y legislemos entonces sobre ella.
Como comienzo para responder a la pregunta, diferenciamos claramente Filosofía con Historia de la Filosofía. No se trata de lo mismo, y no deben ser confundidas. Son necesarias por separado. La legislatura actual sitúa a la segunda un curso después de la primera. Lo considero correcto: para comprender a los filósofos antiguos es vital conocer antes en qué consiste la Filosofía.
Por tanto, descartamos del temario la Historia. En mi opinión, en esta asignatura no se deberían desarrollar aptitudes tan sólo académicas, sino otras de un carácter más práctico e importante, que han sido relegadas de otras asignaturas. Es más, creo que estos conocimientos debieran ser la base de la clase, y los primeros debieran tal sólo servir como complementos a ellos. Me refiero a desarrollar la capacidad crítica del alumno, a ayudarle a forjar por sí mismo sus propias opiniones, evolucionar su raciocinio oxidado, blindar su mente contra la superstición, la hipocresía y la demagogia, plantearle las preguntas que toda persona debe responderse a sí mismo. En otras palabras, enseñarle a usar esa masa gris que rellena los peludos cráneos.
¿Se cumplen estas expectativas? En parte. No del todo. Actividades como la escritura de estos blogs (simplemente opcionales), los exámenes prácticos y del libro propuesto (dos, a lo sumo tres por trimestre) o las preguntas durante las explicaciones cumplen esta labor. Durante el resto de las clases, se otorgan las herramientas necesarias, pero se deja que la mayor parte del trabajo se realice (a voluntad propia) en casa. O el profesor construye las edificaciones, demostrando que es posible, mas sin pedir que los alumnos alcen ellos mismos sus construcciones. El primero paso está afianzado, aun así, queda mucho por hacer. Llenemos el aula de ejercicios más prácticos, debatamos para mejorar la improvisación dialéctica, dejemos que estas actividades den forma y sentido nuevo a la asignatura. Formemos una juventud más capacitada, con posibilidades de construir un mundo mejor.
Posdata: Uno de los grandes triunfos de la asignatura es permitir y asistir estos blogs de los alumnos. Se agradece, especialmente, la magnífica oportunidad de expresar nuestras ideas para una crítica constructiva.

1 comentario:

  1. Hola. Soy un profesor de filosofía de la zona noroeste. Deseo darte la enhorabuena por la crítica que acabo de leer en tu blog. Me has hecho mucho bien!
    Jesús

    ResponderEliminar